Señorío de Otazu
Un entorno de ensueño. Un hábitat natural para las emociones. Historia de más de 700 años, abrazada en un marco de arte y vino…
Bodega Otazu está ubicada en un paraje idílico donde el cultivo de vid y la elaboración del vino han existido desde la Edad Media, cuando ya gozaban de notorio prestigio.
La propiedad tiene una extensión de 319 hectáreas en una sola finca.
Documentos encontrados en el Archivo General de Navarra demuestran que en el siglo XVIII la Corte Real de Carlos III, rey de Navarra, disfrutaba de los vinos elaborados en Otazu.
Construida en 1840, supuso en aquellos tiempos una revolución al haber separado la bodega del casco urbano.
Siglo y medio después, se ha remodelado la bodega existente y se ha construido una nueva que comunica con la anterior.
Hoy en día, cinco edificios conforman el Señorío y la Bodega Otazu. Todos ellos cargados de historia.
- La iglesia Románica de San Esteban, que data del siglo XII,
- La Torre de Otazu, construida tres siglos después y
- el Palacio Renacentista del siglo XVI.
- Los dos edificios restantes son la antigua y la nueva bodega.
En Bodega Otazu conjugan el vino con la arquitectura y el arte contemporáneo. Al igual que se ha preservado un patrimonio arquitectónico de gran valor, así que han vuelto la mirada a la cultura con una colección de arte.
Llegar a Otazu pudo ser, en otras épocas, acercarse a un Señorío histórico en el que el maridaje de la piedra y del paisaje despertaba el gozo de la contemplación serena y recogida.
Era habitual en las ilustres estancias del Rey Carlos III de Navarra (1387-1425), llamado “El Noble” debido a su pasión por el espíritu de paz en un período histórico convulso y su entusiasmo por el arte y la cultura.
Hoy en día, el Señorío de Otazu ha recuperado una actividad que se remonta al siglo XII y cuya herencia quiere preservar.
Una tierra fértil que se hace eco de los logros alcanzados por los señores que sucesivamente ocuparon el Palacio Renacentista del siglo XVI y que, en 1840, construyeron una antigua bodega al estilo de los châteaux franceses.
Nacía así la primera bodega construida en Navarra fuera de un casco urbano y que elaboraba vino de una sola finca, lo que supuso un hito en el mundo vitivinícola de aquella época.
Aquí se ama el vino, se venera la cultura, se respeta la historia y al futuro se le ofrece un lugar donde establecerse.
Con una filosofía familiar y un afán por rendir tributo a aquello que perdura en la memoria, el Señorío de Otazu —todavía hoy habitado— echa la vista atrás para encontrar sentido a cada aspecto de su pasado.
Su riqueza y abundancia de suelos y sus 116 hectáreas de viñedos propios con uvas adaptadas perfectamente al particular terroir del Señorío, sientan las bases para la elaboración de vinos con gran carácter y personalidad, formada por una rica diversidad de suelos. Debido a la descomposición de las margas por una parte y las tierras de aluvión por otra, se han llegado a determinar hasta 17 tipos de suelos diferentes.
Las condiciones climatológicas de Otazu son muy similares a las de las tierras vecinas de Burdeos. Se trata de clima continental de influencia atlántica con relevantes lluvias en invierno y primavera y gran luminosidad y horas de sol en verano.
Esto hace que sea uno de los climas más adecuados dentro de Europa para el cultivo de la vid, así como para la producción de uva dedicada a obtener vinos de calidad.
Las diferencias térmicas durante el día y la noche, pasando de 32ºC a 10ºC respectivamente, contribuyen en el proceso de maduración de la uva a una mayor fijación y complejidad de sus componentes aromáticos.
Las temperaturas son moderadas y no hay problemas con la sequía, lo que favorece que la maduración alcohólica y polifenólica evolucione al mismo tiempo, dando como resultado vinos más elegantes y menos pesados.
Los vinos de Pago están ligados a una única bodega que recibe este distintivo no solo por sus peculiares cualidades microclimáticas o las características propias de sus suelos, que la diferencian y la distinguen de otras de su entorno, sino además por el hecho de que usan solamente uva propia para crear vinos personales con una clara constancia de calidad en el tiempo.
Los vinos producidos en bodegas con D.O.P. Pago están situados en lo más alto en cuanto a calidad y garantía al consumidor (equivalente al Grand Cru Classé en Francia).
En Otazu, la estética del disfrute de un buen vino con la misma pasión que se aprecia una obra de arte es parte de su filosofía.
Hoy en día, la Bodega es un emblema de la pasión por el vino, un lugar donde cada detalle cuenta una historia y refleja un legado ancestral. Pero, más allá de su arquitectura imponente representada en la Sala de Barricas, obra maestra del arquitecto Jaime Gaztelu, la Bodega destaca por su compromiso de compartir la cultura del vino y el arte con el mundo.
Las obras de arte que, cuidadosamente, se exhiben en la Bodega son una manifestación artística que refleja la profunda pasión por el vino y su estrecha conexión con el arte. Las obras de arte contemporáneo expuestas en la Fundación Otazu y en la propia Bodega son un testimonio tangible de que el vino es una forma de arte en sí misma.
Uvvia tiene para ti … entre el Cielo y la Tierra, las mejores historias con vino.
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